«Siempre me ha sorprendido la incapacidad de la industria editorial para generar una alternativa digital acorde con sus esquemas. Con casi todo el proceso digitalizado con herramientas como los procesadores de textos y el software de diseño editorial, la industria podía encontrar una solución a su medida, una solución que le permitiera aprovechar totalmente las actuales estructuras internas y basada en PDF, un formato bien conocido e integrado.»
Así comienza el post PDF ¿una oportunidad perdida para la industria? que he leído en el blog de Bernat Ruiz.
Es un texto que invita de forma intrigante a leerlo, desde su cabecera, para saber hacia dónde va el autor con el tema del PDF. Y te encontrarás con unas cuantas realidades… y muchas verdades.
Imperdible. Allí se hace una análisis de lo que podría haber sido y no fue, en la industria editorial, la vida del PDF volcado al mundo digital, la edición de publicaciones en PDF.
En nueve puntos, el autor desglosa y argumenta concienzudamente sobre qué habría sucedido si las editoriales hubieran visto en el PDF algo más que un «archivo de imprenta».
Nueve posibilidades para las publicaciones en PDF
«a/ La industria editorial hubiera inundado el mercado con ediciones calcadas a las del papel, pues partirían del mismo documento.
b/ La curva de aprendizaje de la industria hubiera tendido a 0 en la fase de edición y producción. Para la de distribución y venta el mercado ya estaba maduro para ofrecer soluciones a un coste mucho más bajo que la distribución analógica con una gestión mucho más eficiente.
c/ La curva de aprendizaje de aquellos lectores que a su vez fueran usuarios informáticos medios hubiera tendido también a 0, ahorrándonos el bochornoso espectáculo que hoy podemos ver en algunos foros sobre el libro digital.
d/ El ahorro de costes hubiera sido mayor que el actual; las editoriales se ven obligadas, actualmente, a invertir en tecnologías de reconversión que desconocen y a confiar en expertos que les dicen lo que necesitan sin que ellos mismos sepan qué va a ser de la tecnología los próximos 12, 24 o 36 meses.
e/ El precio de las ediciones en PDF podría haber sido, en ese aspecto, muy competitivo, pues no duplicaba procesos, sino que los integraba, dándoles una salida alternativa a la del papel.
f/ La edición bajo demanda se hubiera extendido mucho antes -¿algún día lo hará?- pues la única manera de compensar a los libreros por la previsible pérdida de ventas hubiera sido instalar máquinas de impresión bajo demanda en las librerías. De ese modo se podría ampliar el fondo disponible del librero con obras cuyo paso por la imprenta no fuera rentable.
g/ Los autores se hubieran sentido mucho más confiados al ver que el nuevo libro digital era heredero del libro de papel y por lo tanto su trabajo tenía continuidad.
Hubieran pedido más por su trabajo al ver el evidente ahorro de costes, pero la industria podría haberlo asumido mucho mejor gracias a que la estructura de costes se habría simplificado y abaratado y al hecho de mantener parte de las llaves del mercado un tiempo más.
h/ La falta de fluidez textual en PDF no hubiera sido un problema, pues la industria del hardware hubiera desarrollado lectores adaptados a los formatos más usuales. De hecho, si nos centramos en los lectores y las tabletas, parece que finalmente hay dos familias de formatos entorno las 6 o 7 pulgadas por un lado y entorno a las 10 pulgadas por el otro.
i/ En breve tiempo la industria se hubiera visto obligada a desarrollar soluciones como las que hoy empezamos a ver, soluciones de lectura en la nube basadas en HTML5 + CSS, un entorno en el que el libro digital puede desenvolverse mucho mejor pero para el que es necesaria una pronunciada curva de aprendizaje tanto para la industria como para los usuarios.»
En algunos sectores, como dice la entrada, el PDF es una herramientas de suma utilidad, práctica y funcional.
No solo en el sector académico y del derecho la edición en PDF es la norma, también lo es en el sector de la investigación y el desarrollo.
Por mis años de trabajo en el INTAL, sé de la relevancia que tiene los documentos en PDF para la difusión de estudios de casos económicos; y lo mismo para la investigación y la consulta, y para la divulgación de documentos en general.
Generar archivos PDF es sencillo y editarlos (por ejemplo, con Adobe Acrobat Professional) requiere de cierta pericia.
Sin embargo, no requiere de conocimientos y destreza en un nuevo lenguaje o en nuevas plataformas que, de momento, son ajenos al sector editorial.
Un debate en LinkedIn comenzó David Soler a raíz de esta entrada y os dejo el enlace por si quieren leer la discusión.
El punto d) es lapidario, tal cual… no se puede expresar mejor el sentir de las editoriales y la brega diaria de los que estamos relacionados con esta industria (o lo que sea).
La pregunta sería por qué no se hizo. El pdf ha sido la manera cómo se han difundido los libros gracias a la facilidad de bajárselos, fotocopiarlos e imprimir las versiones piratas. En Perú, eso es lo que ha pasado -y pasa-. Las imprentas piratas se han dedicado a publicar por años la versión de bolsillo que las editoriales jamás quisieron hacer.
Supongo que no se ha hecho por una apuesta del mercado y por miedo a la fácil reproducción. Es decir, se apostó por otro formato electrónico, como el EPUB en lugar del PDF, y porque el sector habrá pensado que vender un PDF facilita la reproducción de un libro en papel. Es cierto que el PDF no posee la «liquidez» de un EPUB o un MOBI, pero considerando algunas ediciones digitales de libros hubiera sido mejor que publicaran en PDF y no en MOBI/EPUB… Por otro lado, los fondos editoriales se hubieran digitalizado más rápidamente y luego ya habría tiempo para elaborar las versiones líquidas. Así, los espacios que las editoriales no supieron ocupar lo hicieron los propios lectores o piratas.
Tal vez -pienso- es porque consideraron el tema «tecnología» como un asunto marginal. Es cierto, de acuerdo a la nota, de haberlo usado (el pdf) el tema digital se hubiera acelerado y la impresión por demanda sería el modo normal de entregar libros en varias ciudades del mundo. En este proceso, el pdf es esencial. ¿Será que es más difícil pasar del chip de la producción en masa a la producción de un solo ejemplar?
Eso también y, sobre todo, no hay que olvidar cómo está montado el comercio del libro: para la impresión en cantidades de ejemplares, no uno a uno. Pocas son las editoriales que apuestan por la impresión bajo demanda; caso distinto son los autores autopublicados.
Estoy emprendiendo y recientemente he terminado mi primer libro electrónico. Lo tenía en pdf, y es interactivo. Para publicarlo pensaba utilizar alguna plataforma, pero hay que convertirlo a esos formatos EPUB de los que habláis, y por lo poco que he leído, creo que se perdería toda la interactividad y el formato que le he dado (con mucho diseño). No me satisface después de ya tener PDF listo, tener que estudiar cómo pasar a esos otros formatos. Creo que acabaré ofreciéndolo en pdf y alojándolo en mi web.
Tu entrada me da que pensar, de las vueltas que da la industria para sacar algo nuevo cuando ya estaba la solución a los problemas. Supongo que el mismo cuento de siempre: crear necesidades que no existían para crear nuevos mercados.
Gracias por tu reflexión y tan bien explicado.
Puedes optar por un EPUB 3 de maquetación fija. Hay libros que nos tienen recorrido en digital, por diversos motivos. Entiendo que tras componer el libro pensando en un PDF ahora hacerlo para EPUB, que es una tecnología totalmente diferente, es un engorro. Al PDF puedes comercializarlo a través de Gumroad, que sí acepta PDF como formato de archivo para la venta. Saludos.