Este mes, por cuestiones personales, estoy en Alemania. Se ha vuelto costumbre repetir que Alemania va a la cabeza del desarrollo tecnológico. Y, en especial, lo avanzado que es este país en cuestiones editoriales y, ahora también, en edición digital.
Habrá mucho desarrollo tras bambalinas, pero a pie de calle, y en casi veinte días que llevo aquí, no he visto a una sola persona leer en un e-reader, una tableta o un teléfono inteligente.
Algo muy diferente de lo que pasa en España, donde puedes ver personas leyendo durante un viaje en transporte público; en los parques o plazas y en los bares en un soporte de lectura digital.
Desde hace un par de años se afirma que “Alemania es el país europeo junto con Reino Unido en el que más ha despuntado el negocio digital” o que el mercado del ebook alemán representa el 2 % del sector del libro. Creo que, como en otros aspectos, nos están vendiendo algunos espejitos de colores. Espejitos que nosotros compramos, claro está.
Vale que os cuente algunos factores para ver el contexto desde el cual digo lo que digo: estoy en el norte de Alemania, en una capital de provincia: Oldenburg; la sociedad dista mucho de parecerse a la Berlín.
Esto es una Alemania más profunda; viajo en trasporte público todos los días, alrededor de una hora y media; he estado el fin de semana en una isla donde los alemanes van de vacaciones (y leen más, justamente por estar de vacaciones) y visito un hospital casi a diario (otro espacio donde se lee mucho).
La gente no lee mientras viaja en el transporte público, un hábito muy diferente al que puede verse en España. Aquí se lee en un bar o café mientras se bebe algo, o como una actividad de ocio que se realiza en casa o en vacaciones.
He hablado sobre libros y hábitos de lecturas con algunos alemanes. Un hombre de unos 45 años, con una gran cantidad de libros en su biblioteca personal, me comentaba que él prefiere el libro impreso, y que también retira libros en préstamo de una de las bibliotecas de la ciudad.
No tiene dispositivo alguno para lectura de libro electrónico y no piensa tenerlo. Por supuesto, ni idea qué es Libreka y para qué sirve.
Un adolescente de 14 años, más propenso a lo digital por su edad, también prefiere el libro impreso para leer novelas de aventura.
El smartphone o el ordenador los utiliza para jugar juegos —offline u online—, pero no para leer libros. Si se trata de historias, trilogías o novelas para jóvenes, siempre quiere el libro impreso, comprado o sacado en préstamo de una biblioteca.
Por otro lado, he visitado librerías y son igual “que las de toda la vida”; es decir, abocadas al papel y ni rastros de algo que se parezca a lo digital.
No hay códigos QR para acceder a las fichas online de los libros (como hay en Laie); tampoco pantallas para consultar ediciones digitales de libros, etc.
Partiendo de estas percepciones y de lo que veo, he rebuscado un poco de información en algunos informes y artículos sobre la edición digital en Alemania y que están al alcance de mi entendimiento. Algunos puntos que creo merecen ser destacados:
1. El mercado del libro electrónico en Alemania apenas raspa el 1 % del sector del libro
Y así lo confirma el estudio The Global 2011 eBook Market: Current Conditions & Future Projections. En comparación a España, en 2009 y según el Comercio Interior del Libro en España, el ebook representó el 1,6 % de la facturación total del libro.
Sobre la lectura en streaming, Alemania creó Skoobe, una plataforma de alquiler de libro en 2010, después de iniciativas similares ya en funcionamiento en España, Francia e Italia (The Global 2011 eBook Market).
2. La transparencia de los datos sobre el sector del libro es opaca
Como ejemplo, valga un estudio realizado por la Oficina Económica y Comercial del Consulado de España en Düsseldorf: El mercado alemán del sector editorial.
En este informe brillan por su ausencia datos relativos a la edición digital, a los libros electrónicos publicados y/o vendidos, facturación de estos, etc. Se hace mención al notable aumento del comercio electrónico, pero no necesariamente en referencia a la venta de ebooks.
(Supongo que el comercio electrónico tiene auge porque se va sustituyendo la venta por catálogo por la venta online, para todos los productos).
3. El precio promedio de los libros cae en Alemania mientras que en España sube
El precio medio del libro en Alemania en 2011 fue de 14,45 €, cayendo un 1,6 % respecto a 2010, mientras que es España el precio medio del libro para el mismo año fue de 13,87 €, incrementándose respecto al año anterior un 1,20 €, según el informe El sector del libro en España 2010-2012.
Con esto, y con otras informaciones y conversaciones que voy teniendo a lo largo de mi estancia aquí, observo que el desarrollo de la edición digital no es tan fuerte como se nos dice; al menos no es lo que se percibe en el devenir común de un día en el norte alemán.
Con seguridad, si estuviera con gente del sector del libro la percepción sería diferente, pero a pie de calle la situación que veo y oigo es esta.
Interesante Mariana, seguramente la realidad está en algún punto entre las macrocifras que normalmente vemos y las sensaciones de una ciudad mediana, ya sea de Alemania o España.
Yo vivo en un pueblo del norte de Italia y únicamente he visto algún eReader en alguna tienda, cuando en el metro de Madrid era a diario.
Gracias Manuel por dejar tu opinión y dar tu punto de vista también sobre lo que vemos fuera de España.
Creo que lo que se ve en la calle, en el día a día y lo que puedes hablar con personas que viven en un lugar X dice mucho de cómo se percibe un determinado tema en la sociedad, en este caso, la edición digital, ebook, la lectura en dispositivos, etc. Al fin y al cabo son clientes potenciales…
Hola Mariana,
Un testimonio interesante. Es posible que, como apunta Manuel Algaba, la distancia entre capitales y pueblos sea mayor que entre dos poblaciones similares de dos países diferentes. Aquí (Catalunya) también brillan por su ausencia los e-reader en zonas rurales, aunque también es posible que sea porque no hay densas redes de transporte público en los que se vean muchos dispositivos.
Por otro lado me sorprende lo que dices del precio medio. Aunque en España hay repuntes puntuales y es cierto que, globalmente, el precio se mantiene aparentemente estable, no es así no en euros corrientes (es decir, en cuanto a los precios una vez descontada la inflación) ni en los precios de la Literatura. En ambos casos el panorama español es oscuro. En cuanto a los precios medios, porque en realidad hay una caída en los precios reales desde el año 2006, agudizada desde 2008. Y luego porque el precio de la Literatura se desploma incluso antes de descontar la inflación. Eso erosiona los márgenes y la rentabilidad de las editoriales y, como el precio del libro es fijo, la de toda la cadena, pues el mismo pastel (el precio de un libro) es más pequeño para todos.
Saludos!
Bernat
Hola Bernat,
Los precios que menciono están obtenidos de los informes a los que están enlazados, y hacen referencia a libros impresos. Lo que me sorprende enormemente es el precio de los ebooks en Alemania: los percibo caros y el precio es alrededor de un 20% menos que el libro impreso. Sólo hay que entrar a http://www.libreka.de y ver el precio de los libros digitales. Por tomar el ejemplo más fácil de comparar: «Inferno», de Dan Brown: libro impreso a 26€ y ebook a 20€ en Alemania; libro impreso a 22,50€ y ebook a 13€ en España.
Sé que la percepción del precio y la gratuidad/pago de los contenidos es muy diferente entre un país y otro, pero me llama la atención que se desee potenciar la lectura de libros electrónicos al precio que tienen, cuando los alemanes se resisten a no ser fieles a su invento, la imprenta, y cuando en la escuela les inculcan la lectura, pero en papel…
¡Gracias por comentar! Un abrazo
Hola Mariana,
Yo me encuentro en Venezuela (Sur América) y te comento que por estos lados igualmente los lectores prefieren palpar el libro en papel, pero..Me he fijado que hay aceptación por los llamados audiobooks, así que utilizan sus teléfonos celulares para escuchar estos en el subterráneo y en sus autos mientras pasan el tráfico, incluso caminando hacia sus trabajos. El comentario en general por aquí sobre la lectura en tabletas, es el cansancio en la vista, no se sienten cómodos leyendo en la pantalla por largo tiempo.
Un saludo y mis respetos
Gracias por tu mensaje. En Alemania los audiolibros han tenido mucha mejor acogida que en España y la digitalización los ha potenciado (http://publishingperspectives.com/2011/04/germany-audiobook-renaissance/) mientras que en España no terminaron nunca de despegar.
Hola, Mariana,
Acabo de regresar también de una breve estancia en Alemania (Hannover) y, aunque no he viajado mucho en transporte público y no puedo por ello juzgar si está extendida la lectura digital, sí puedo decir que mi percepción en general, por los amigos alemanes que he frecuentado (todos ellos personas bastante lectoras) es como la tuya: al contrario de lo que ocurre con mis conocidos de aquí, allí ninguno tenía -e-reader ni sentía la necesidad de tener uno. Sí tienen tabletas, pero no las suelen usar para leer libros, como mucho algún artículo. Las librerías, como bien dices, siguen ancladas en el papel impreso. ¡Y siguen siendo estupendas!
Saludos,
Por lo visto hemos percibido circunstancias similares. Aunque no viajes en transporte público, si estás con gente que vive allí y visitas algún bar, eso te brinda ya una opinión del panorama. Gracias por comentar María Antonia, y nos vemos pronto 🙂
Hola Mariana,
Vivo en Berlín desde hace más de dos años. En este tiempo he podido apreciar lo mismo que indicas en tu artículo en cuanto a que se lee más en papel que en dispositivo electrónico. En cambio, aquí sí que se lee mucho en el transporte público, y es ahí donde se nota la principal diferencia. Aunque cada vez se ve a más gente con un kindle o cualquier otro dispositivo, todavía gana el papel, de largo.
Un saludo,
¡Gracias por el aporte, Roberto!