El cuidado editorial procura atender a la lengua, al lenguaje y a la composición tipográfica de un original para transformarlo en libro. Se trata de respetar el trabajo del autor y ofrecerle un producto digno al lector.

Es muy probable que ya sepas que he publicado un libro. Y que se llama Publicar con calidad editorial – Cuatro pilares de la producción de un libro. Tranquilos todos, no daré la lata con que lo compres (pero si lo haces te lo agradezco enormemente). 🙂

En esta entrada ya hablé de los procesos que aportan calidad editorial a un libro. Se trata de la edición, la corrección, el diseño y la maquetación. En cada uno de estos procesos se cuidan aspectos como la lengua y la tipografía, entre otros muchos, para cumplir unos requisitos mínimos de calidad en la producción del libro.

Pero el cuidado editorial no se debería poner únicamente en los libros; también debería aplicarse a cualquier tipo de publicación, como un catálogo, un informe o una revista, e, incluso, a piezas gráficas como folletos, marcapáginas, anuncios, etc.

¿El cuidado editorial es sinónimo de calidad editorial? ¿Qué implica uno y qué el otro? Lo que yo considero qué es una u otra expresión es lo que explico en los próximos párrafos.

¿En qué consiste el cuidado editorial?

Quehacer editorial 16

Portada del n.º 16 de la revista Quehacer editorial.

Cuidado editorial es una expresión que me agrada por la delicadeza, mimo y respeto que transmite.

Por lo que atestigua mi archivo de correos, la descubrí a finales de agosto de 2011, cuando la vi en los créditos de la revista Quehacer editorial, publicada por Solar Editores.

Solar Editores explica que “esta expresión proviene de la producción del libro, que requiere una atención especial por la complejidad que implica elaborarlo sin erratas”.

Sostienen que estos vocablos no solo hacen referencia al manejo de los programas de diseño y formación, sino, y particularmente, al reconocimiento de errores que solo el ojo experimentado reconoce y que pertenecen al campo de la tipografía y de la estética tipográfica.

“Cuidar que un libro se libre de las maléficas erratas es tan complicado que, desde que el texto entra para su corrección hasta que queda listo para impresión, pasa generalmente por cinco lecturas o procesos de revisión”.

Solar Editores se refiere en este texto a las erratas y a la estética tipográficos. Sin embargo, otras páginas web mencionan el cuidado editorial aplicado al texto, a las correcciones y al cuidado lingüístico.

En definitiva, el cuidado editorial es lo que hace que un libro tenga calidad editorial.

Y el cuidado debe aplicarse en cada contenido de un libro, sea texto o un elemento gráfico. El cuidado debe suministrarse también a las grafías que muestran ese texto; y a los trazos de las tablas, las gráficas, las infografías, etc. Incluso a las imágenes y fotografías que aparecerán impresas.

Ejemplo de cuidado editorial de la lengua a través de las correcciones

Siempre hay erratas que se cuelan en una publicación, pero que haya errores es otro tema. En un libro podemos encontrar una s de más o de menos, una r cambiada de lugar o un se en lugar de un de.

Son erratas tipográficas antes que errores lingüísticos. Son gazapos propios del proceso editorial, no errores de sintaxis, de puntuación o de construcción de una frase.

Por eso, durante la fase de edición, las distintas correcciones son vitales para el cuidado editorial de un contenido.

El editor no hará las correcciones, pero debe tener claro qué es lo que quiere. Los correctores serán quienes se encarguen de cuidar la lengua:

“El editor no corrige la lengua del texto. Los que aplican las decisiones del editor son los correctores: el de estilo y el de ortotipografía, que a menudo también deben tomar decisiones. No hace falta que el editor le diga a un corrector profesional que las palabras esdrújulas llevan tilde ni que el artículo y el sustantivo tienen que concordar en género y número. Hay normas claras y precisas sobre esos aspectos y los correctores deben ceñirse a ellas. Pero hay cuestiones más espinosas y controvertidas, y a los correctores hay que darles pautas claras”. (*)

El cuidado editorial durante la producción de un libro

El cuidado no solo en el contenido, también con los profesionales de la edición

Para mí, el cuidado editorial no pasa solo por el respeto a la lengua y al contenido. También debe remitir a cuidar a los profesionales que intervienen en la producción. Por ejemplo:

“Si se espera que el corrector haga tareas adicionales a la corrección, hay que decírselo y adecuará la tarifa al trabajo requerido. Esas tareas adicionales pueden ser adaptar topónimos y antropónimos de lenguas extranjeras, comprobar fechas, elaborar índices, contrastar traducciones y correcciones, etc. Además, cuando esas tareas son muy específicas, hay que tener buen cuidado de buscar un corrector que tenga los conocimientos adecuados; por ejemplo, para corregir un libro que hable de teoría musical el corrector debe conocer el vocabulario propio del tema, además de documentarse para realizar este trabajo”. (*)

A menudo se habla de correcciones y de correctores como si solo hicieran una lectura detallada del libro, pero la realidad es que cada tipo de corrección requiere una manera de observar el texto.

Uno de los aspectos de ese oficio que no se menciona habitualmente es el trabajo del corrector de pruebas. Y es este, justamente, quien afina el ojo antes de que el libro sea impreso.

El corrector de pruebas realiza un control de calidad más sobre el texto y los elementos gráficos. Es el profesional que evita la aparición de erratas tipográficas, el aspecto al que refiere el texto de cuidado editorial de Solar Editores.

A modo de conclusión, podemos decir que el cuidado editorial es el camino hacia la calidad editorial de una publicación.

(*) Párrafos extraídos del libro Publicar con calidad editorial – Cuatro pilares de la producción de un libro.


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