¿Cuál es la tipografía más adecuada para un libro impreso? ¿Y para uno digital? ¿Cómo afecta a la legibilidad y visibilidad de un contenido la elección de una determinada tipografía u otra?

¿Qué tipografías elegir entre la ingente cantidad que existen? ¿La tipografía serif es mejor para los libros impresos? ¿Y aquella que no tiene serif lo es para los ebooks?

En esta entada intentaré responder estas preguntas y dar mi opinión sobre las tipografías adecuadas para los libros, sean impresos o digitales.

No me extenderé en explicaciones sobre clasificación tipográfica, grupos y familias de tipografías porque esta clase de información está desarrollada ampliamente en otros blogs y páginas web. De todas formas, haré un pantallazo por demás rápido sobre estas cuestiones.

Tipografía y fuente no son sinónimos, sin embargo, todos comprendemos a la perfección, y sin equivocarnos, a qué nos referimos cuando hablamos de «una tipografía para un libro» o «elegir la tipografía principal de un documento».

Por tanto, utilizaré de manera indistinta uno u otro término para referirme a un tipo de letra.

Breve introducción

Las letras se desarrollaron como un medio alternativo a la palabra hablada. Inicialmente, la comunicación visual tenía lugar mediante pictogramas, como las pinturas rupestres que podemos encontrar en cuevas de la era prehistórica.

Un estadio posterior son los jeroglíficos, que representan una escritura más avanzada y conforman ya un sistema de escritura.

Más tarde, con el desarrollo de la escritura, tanto en Occidente como en Oriente, surge la figura de los escribas. Estos se encargaban de reproducir los libros a mano y con pluma, confiriendo unas características muy particulares a la tipografía.

Con la llegada de la imprenta surgirán nuevas tipografías «más sencillas» —por llamarlas de algún modo—, ya que tienen que adaptarse a este nuevo medio mecánico de producción.

Dos fueron los momentos revolucionarios para la historia de la tipografía: la creación de la imprenta con la instauración de los tipos móviles, la impresión en serie y el abaratamiento de los costes de producción; y el surgimiento de las tecnologías digitales, que dieron origen a nuevos tipos de fuentes pensadas para ser leídas en los nuevos soportes de lecturas.

Clasificación de las tipografías

Cuando hablamos de tipo hacemos referencia a un carácter, a una letra determinada, que posee una anatomía específica. Para poder definir con claridad y precisión una letra se distinguen en ella diferentes partes:

Anatomía de la letra - Partes de un tipo

Existe una amplia clasificación tipográfica: egipcias, romanas, góticas, modernas, de transición, etc. Esta se relaciona con la anatomía de la letra que, a su vez, se enmarcan dentro de grandes grupos de tipografías:

  • Serif o con serifa: son aquellas tipografías que tienen serifa, remates, terminal o gracia y que son unas pequeñas líneas que se encuentran en las terminaciones de las letras.
  • Sans serif, sin serifas, lineales, paloseco o palo seco: son aquellas tipografías que carecen de remates en sus terminaciones.
  • Script: tipografías con apariencia o inspirada en la tipografía hecha a mano.
  • Graphic, decorativas o fantasía: tipografías que no entran en los grupos anteriores y que fueron creadas con un fin específico.
  • Monospace: aquellas cuyos caracteres ocupan todo el mismo espacio.

¿Qué tipografía elegir para un libro impreso?

En un libro, independientemente del formato y del soporte en el que se lo lea, lo fundamental es la legibilidad.

Algo tan simple como la mayor o menor facilidad de un texto para ser leído es lo que debe considerarse antes de seleccionar una tipografía para un libro; siempre sin dejar de pensar en el tipo de publicación que es y a quién va dirigido.

Hay factores que hacen que un texto sea más o menos legible, además de las características propias de la tipografía. Por ejemplo, la luminosidad del blanco del papel, el ancho de las columnas. y el tamaño o cuerpo de los caracteres. También el espaciado que hay entre los caracteres (interletraje), el espacio entre línea y línea (interlineado) y el color, entre otros.

Las tipografías serif son las que se utilizan en textos impresos extensos, como libros, periódicos y revistas. Facilitan la lectura porque crean en el ojo la ilusión de una línea horizontal, la línea por la que se desplaza la vista al leer.

En una página impresa la resolución de impresión es más alta que en una pantalla de ordenador; por tanto, los remates quedan muy bien definidos. Es por esto que se utilizan fuentes con serifas en los materiales impresos.

Por el contrario, en las páginas web se prefiere el uso de las tipografías sans serif porque se aprecian mejor sobre una pantalla.

Compruébalo por ti mismo

Si vamos a la biblioteca o una librería y miramos distintos libros veremos que la mayoría de los libros están diseñados con una tipografía serif. Lo mismo sucede con los periódicos y las revistas, aunque en estos casos el juego tipográfico es mayor; e incluso se usan diferentes fuentes para una misma publicación o página.

Para las cubiertas de los libros, como el texto siempre es escueto, se pueden utilizan otras tipografías; incluso sans serif, script, graphic o monospace. Este tipo de fuentes también puede usarse en elementos textuales cortos como títulos y recuadros.

Lo anterior vale siempre que hablemos de un libro impreso y de una novela o compendio de cuentos; de unos tipos de libros para lectores acostumbrados a leer grandes extensiones de textos de forma corrida y lineal.

En el caso de los libros para niños, según la edad, la elección de la tipografía será otra; y habrá también un importante juego del tamaño y el color en las fuentes.

Así, las tipografías que podemos encontrar en los libros son Baskerville, Bodoni, Caslon, Century Old Style, Fournier, GaramondSabon y la archiconocida Times New Roman, entre muchas otras.

¿Qué cuerpo o tamaño de letra emplear para un libro?

No hay un estándar que se pueda aplicar para los libros. Esto depende del tamaño del mismo, del ancho de las columnas y de los márgenes. También de la tipografía, ya que cada letra ocupa un espacio distinto en la línea.

Por lo general, un cuerpo de letra entre 11 y 13 es un tamaño correcto, con un interlineado acorde. Si se desea que el libro sea más extenso lleve se estila aumentar el interlineado y así ganar espacio página a página.

Lo que se debe tener en cuenta es la cantidad de caracteres que entran en un renglón de texto. Se recomienda que sea entre 50 y 70 caracteres por renglón; ya que la vista debe realizar frecuentes saltos de línea para leer un libro. Y en los renglones largos el ojo debe efectuar un recorrido excesivamente largo que termina cansando la lectura.

Todo lo anterior, hay que verlo a la luz del tamaño del libro, del ancho de los márgenes y de varias cuestiones más relacionadas con el diseño editorial.

¿Y qué tipografía para un libro digital?

Como mencioné anteriormente, las tipografías sans serif o paloseco son más adecuadas para la lectura en pantalla, ya que se adaptan mejor a la resolución de estas. Las tipografías paloseco pueden resultar monótonas en textos muy extensos, pero no así en titulares de los periódicos y revistas y en las cubiertas de los libros.

Algunas de las tipografías sans serif que podemos encontrar en las cubiertas de libros son Arial, Avenir, Century Gothic, Century Old Style, Frutiger, Gill Sans, Helvetica, Lucida Sans, Myriad, Tahoma, Trebuchet, Univers y Verdana, entre tantas otras fuentes. Muchos libros también tienen en su interior este grupo de fuentes.

Los tipos de letra que se verán en un ebook serán aquellas fuentes que el fabricante del dispositivo haya incorporado.

Y, entre ellas, el lector puede elegir la que más se ajuste a sus ojos o a su gusto.

En los ebooks no interesa el tamaño de la página, ya que los dispositivos y aplicaciones permiten adaptar su tamaño. Podría decirse que en los libros digitales tampoco interesa el cuerpo de la letra.

Porque el tamaño se puede cambiar afectando al ancho de línea para la lectura; (los 50-70 caracteres por línea carecen de sentido).

Sin embargo, hay una cuestión muy relevante en cuanto al diseño a tener en cuenta. Es la relación entre los diferentes estilos de párrafos utilizados. Es decir, la jerarquización de los niveles de texto.

Si para todos los párrafos de texto se utiliza la tipografía Times New Roman con un tamaño de fuente 12; para los títulos de los capítulos habrá que utilizar un cuerpo más grande e incluso utilizar esta tipografía en negritas.

Es vital establecer diferencias entre los distintos rangos de textos; caso contrario, el resultado será una masa uniforme de texto; una mancha que no ayuda al lector a situarse en la página ni a organizar la información.

Lo anterior puede no ser muy relevante si se trata de una novela, pero si se trata de un libro de no ficción o de un tutorial la correcta utilización de los estilos de párrafos se vuelve vital para dotar al libro digital de una maquetación profesional y cuidada, además de establecer una conveniente jerarquía de la información.

¿Debería elegir una tipografía sans serif para un ebook?

Si las fuentes sans serif son más adecuadas para las pantallas, ¿tendría que elegir una fuente sans serif para crear un libro electrónico? Mi respuesta es no, porque no solo se trata de pantallas, sino también de lo que estamos acostumbrados a ver.

Como dijo Eric Gill, creador de la tipografía Gill Sans, la legibilidad es aquello “a lo que uno está acostumbrado”, y estamos acostumbrados a leer libros con tipografías serif.

Por tanto, con independencia de si el libro digital es un archivo MOBI, EPUB o PDF, yo trabajaría —y de hecho lo hago— con tipografías serif, incluso con la demodé Times New Roman. ¿Y por qué? Por los motivos que he explicado en ¿Es relevante la elección de la tipografía para un libro digital?


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