Muchos podrán argüir que con el surgimiento de Internet la labor de las editoriales tradicionales ya no es necesaria, porque un autor puede autopublicarse.
Es una opción, y quien lo desee y tenga tiempo para hacerlo, me parece una idea fantástica y una aventura que seguramente vale la pena intentar.
Aclaro que hablaré de autoedición o autopublicación en contraposición a la labor de las editoriales. Puedes ver las diferencias en esta entrada donde explico todas las maneras de publicar actuales.
Entonces ¿por qué los autores quieren publicar con las editoriales tradicionales? Por el valor que estas aportan. Y aunque es frase hecha, es así. Este valor está dado por los aspectos que se puntualizan a continuación.
La producción
Producir un libro significa editar y diseñar una obra para convertir en libro, en un texto trabajado. Para lograr esto hay que:
- corregir el estilo y la ortografía del manuscrito: hacer editing;
- seleccionar el formato del libro y los materiales con los que se hará (los formatos en el caso de los libros digitales);
- diseñar los elementos exteriores del libro (en el libro impreso corresponde a la cubierta, la contracubierta, el lomo y las solapas y la faja si también se quiere incorporar; en el libro digital sería solamente la cubierta);
- diseñar el interior del libro y maquetarlo;
- corregir las pruebas de imprenta;
- preparar los archivos para enviar a imprenta o prepararlo para comercializarlo digitalmente;
- producir material extra para la promoción (puntos de libro, booktrailes, portadas animadas, etc.).
En paralelo, hay que ir elaborando la estrategia difusión de la obra y estableciendo las acciones de marketing online y offline a desarrollar.
Todas estas tareas constituyen un gran valor añadido en la edición de contenidos que difícilmente lo pueda realizar una sola persona.
Incluso quien autopublica puede realizar algunas de las tareas, pero tendrá que echar mano de otras personas si quiere lograr un producto digno.
El canal
Las editoriales poseen un canal de distribución al cual un autor no puede acceder por sí mismo.
Cuando se habla de “canal de distribución” en el sector editorial se hace referencia a las distribuidoras de libros al por mayor. Es decir, a las empresas que venden los libros a las librerías nacionales e internacionales (no lo hacen las editoriales).
Acceder a estas empresas, como particular, y para que distribuyan una sola obra —o muy pocas—, es imposible. Por tanto, las editoriales aportan un canal de comercialización nacional e internacional, que un particular no puede abarcar.
Una situación similar sucede en el entorno digital. La fuerza de una distribuidora digital frente a las librerías en línea es mucho más potente que la injerencia de un particular.
El punto de venta
Sucede lo mismo que con el canal. Las librerías compran a las distribuidoras de libros. Por tanto, si se desea que un libro esté disponible en las librerías u otros puntos de venta, como grandes superficies o supermercados, sólo es posible llegar a ellas a través de la publicación en una editorial que comercializa sus libros a través de una distribuidora.
En este sentido, las editoriales aportan garantía de visibilidad de la obra en los puntos de venta y fortaleza comercial.
Es cierto que cada vez es más difícil lograr que un libro esté a la vista por un tiempo considerable en las librerías. Pero esto no se debe porque la editorial no tenga acceso al punto de venta, sino a la desorbitada cantidad de novedades y títulos que se publican.
En el caso de las librerías en línea pasa lo mismo: se accede a sus escaparates virtuales a través de las plataformas de distribución digital.
La promoción
Las editoriales tienen fortaleza extra para elaborar una estrategia de difusión y promoción. Pueden establecer con facilidad las acciones para dar a conocer un libro porque poseen más recursos materiales y humanos para llevar a cabo estas tareas.
Las editoriales sientan precedentes, porque son empresas conocidas por otros libros que han publicado. Esto constituye una referencia fiable para el lector.
Las editoriales saben, por experiencia previa, qué acciones de marketing funcionan mejor para determinado tipo de libro.
Las acciones de comunicación se amplían y multiplican si las realiza una editorial. Por lo general, cuentan con una base de datos de lectores y personas interesadas en sus libros. A ellos saben cómo transmitirle información sobre un libro y gestionar contactos “importantes”.
Para resumir, las editoriales poseen un saber hacer que aporta un valor añadido al contenido. Independientemente de sea este esté plasmado de forma impresa o digital.
No importa importa el tamaño. No es relevante si es una gran casa editora o una mediana o pequeña editorial. En cualquier caso, todas contribuyen a sumar valor y calidad al libro, de una u otra forma.
Buenos días Mariana, es cierto que el estado actual de internet y de la informática en general permite saltarse la editorial, por lo menos en un primer momento.
Con lo que no estoy tan convencido es que una parte de la labor de las editoriales haya dejado de ser necesaria. Por lo que he podido ver en autores que comenzaron autopublicándose, en cuanto han tenido éxito o les ha fichado una editorial que les permite centrarse únicamente en la escritura o han contratado de su bolsillo los servicios de un editor, corrector, agente, traductor, diseñador, etc.
Otra cosa totalmente distinta es que un día decida subir a Amazon el libro que todos tenemos en el cajón, lo venda por 0,99€ y espere que el lector, por ese precio no pueda quejarse de que esté plagado de errores o de que ni siquiera hubiera debido salir a la luz en primer lugar.
¡Un saludo!
Claro Manuel que la labor de las editoriales no ha dejado de ser necesaria ¡para nada! Si se quiere obtener un libro digno, éste necesita de edición, en el sentido más amplio del término, de las editoriales o los editores. Creo que cualquier lector, por poco o mucho que lea, desea disfrutar de la lectura y para ello el libro no tiene que tener errores, poseer coherencia interna, ser ergonómico en cuanto al diseño, etc., etc. Un a cosa es que quede «bonito» y otra cosa es que quede bien y legible.
Insisto en que la autoedición es una alternativa, una opción a la que el autor tendrá que dedicarle muchísimo tiempo -y también dinero- para que la obra sea conocida, pero, como bien señalas, cualquier escritor que se autopublique no lo duda ni un segundo si una editorial le ofrece un contrato para publicar su obra.
Gracias por leerme y comentar.
Hay libros que nunca han debido salir a la luz y muchos de ellos los han publicado las grandes editoriales, que apuestan por personajes famosos, presentadores de televisión, cocineros, etc. Una cosa es la industria editorial y otra, la literatura y el arte. Y eso, lamentablemente, no siempre lo ofrecen los «Goliat» sino los «David».
La industria editorial es eso, una industria, Francisca. Gracias por leer y comentar.
Estoy más o menos de acuerdo en cuanto al libro impreso se refiere. Pero en el modelo digital…
«las editoriales poseen un saber hacer que aporta un valor añadido al contenido»
El saber hacer de las editoriales, con toda su «experiencia» les llevó crear Libranda. ¿Has oído alguna vez un comentario positivo de un usuario sobre Libranda? También les lleva a poner precios escandalosos, siempre hablando del mercado digital. Otra de sus mejores actuaciones, con todo su buen hacer, consiste en retrasar la edición digital de una novela y luego quejarse de la piratería. También acostumbran a luchar por realizar contratos abusivos, mantener un modelo arcaico en lugar de evolucionar y un largo etcétera, larguísimo.
El «valor» que se percibe que aportan es una inercia cultural de años bajo sus decisiones, porque hasta ahora no había más remedio que pasar por su aro, dado que otro modelo era sencillamente imposible. No hay más que ver cómo se las defiende, tras errores colosales como Libranda, mientras que si un autor independiente comete uno semejante lo lapidan y argumentan que es por no contar con el asesoramiento editorial.
Los servicios editoriales (corrección, maquetación…) son necesarios, y siempre lo serán, pero las editoriales, como dinosaurios que solo retrasan el progreso, no lo son.
La mayoría de los escritores las seguirán apoyando por muchas razones, la principal, en mi opinión, que están acostumbrados, que es el modelo con el que han crecido y creen que es mejor solo por eso.
Pero con suerte, las nuevas generaciones demostrarán que hay modelos mucho mejores. Más baratos, más flexibles, más rápidos, más innovadores…, donde tiene más peso el criterio de los lectores que el de unos cuantos supuestos expertos que hacen cuanto pueden para seguir siendo los únicos que deciden lo que los demás podemos leer.
De momento, la autopublicación que mencionas ya es una nueva opción que antes no existía. Y tener opciones siempre es bueno.
Un saludo.
Hola Nando y gracias por comentar nuevamente en mi blog.
No todas las editoriales son «dinosaurios», piensa en las pequeñas editoriales que hacen una gran y enorme labor a nivel digital y con el libro en papel también. Es cierto que no hay que generalizar, hay de lo más variado en este sector y eso también lo enriquece, con sus aciertos y sus errores.
Que el sector editorial necesita una renovación no se pone en duda y ojalá que parte de esta renovación sea tener más presente a los autores y lectores, y concebir una tendencia hacia la edición digital tan valedera como la edición en papel.
No todos los autores que tienen la ocasión fichan por una editorial. Yo conozco varios casos personalmente. Y también de autores que han fichado y luego han rechazado publicar un segundo libro después de conocer lo que hay.
El año pasado hubo dos noticias de escritores americanos que habían rechazado adelantos de 500.000 dólares para publicar por su cuenta. Y esto son solo unos ejemplos.
Lo que sucede es que cuando un autor publica con una editorial lo pregona a los cuatro vientos, mientras que los que las rechazan no suelen hacer publicidad del asunto. Por eso se crea la sensación de que todos fichan a la primera oportunidad, pero no es verdad.
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Me parece fantástico que experimentes con probar con la autopublicación y me gustaría que dentro de un tiempo nos comentaras también por aquí cuál ha sido tu experiencia. También -pienso- puedes optar por la impresión bajo demanda como alternativa si alguien desea el libro impreso -digo- para no perder oportunidades.
También es cierto que una editorial tiene que promocionar varios libros y no puede dedicarse al 100% a cada uno de ellos, cosa que sí puede hacer el autor. En el post menciono que para quien tenga tiempo la autoedición es un camino alternativo e, incluso, creo que puede ser bastante más fructífero, pero para ello tienes que dedicarte de lleno, es decir, tener tiempo, además de saber cómo hacerlo.
Y tienes mucha razón al decir que la editorial sigue teniendo basado su negocio en el libro en papel, y es una pena que no se intente -por lo menos al algunas editoriales- a remediar esto y diversificar el producto que venden.
Muchas gracias Logan por visitar mi blog y comentar en él. ¡Buen fin de semana!
No puedo estar más de acuerdo con Nando y con Logan. La autopublicación no implica tener un libro en la calle en peores condiciones de edición, ni tan siquiera de distribución o de marketing. Para ello hay empresas que ayudan al autor de manera igual de profesional que una editorial y mueven su libro, y se ocupan de sus derechos y asesoran… De hecho conozco más de una, además de la mía. Son las mismas empresas que editan de manera externa para los editores, así que saben cómo se hace. Pero no hay duda que el modelo actual de visibilidad en librerías lo acapara el gran editor, y fíjate que no digo el pequeño, que tiene una presencia escasa en los canales.
Y si, que te publiquen tiene su punto de «ensoñación», sobre todo por pertenecer a los «elegidos», no tanto porque vayas a ganar más o menos o vaya a estar mejor o peor el libro. Y vaya por delante que soy de las que opino que la labor de las editoriales es magnífica y necesaria para los que compramos por que nos fiamos del criterio editorial.
Efectivamente, las empresas de servicios editoriales, packagers, etc. tienen una experiencia adquirida muy grande y ya no se limitan a la producción exclusivamente, sino que han ampliado sus servicios basándose en la demanda. En este caso el «saber hacer» está más que cubierto. El escollo lo veo en la visibilidad, en el marketing: con los grandes en primer plano es muy difícil hacerse visible porque los recursos con los que cuentan son superiores.
El problema viene porque, hoy en día, la mayoría de las editoriales no publican a autores noveles o desconocidos. Y aquellas que lo hacen pueden ser editoriales pequeñas o, peor aún, editoriales que trabajen con la coedición (con lo que el autor tiene que correr con parte de los costes -a veces, con gran parte-). Y muchas de estas editoriales pequeñas no cuentan con los medios para dar la suficiente promoción a los libros, incluso para moverlos más allá del ámbito local. Personalmente opinamos que cuando un autor es rechazado por una editorial grande o que le dé la máxima confianza posible, es mejor tirar por la autopublicación digital.
Tienes mucha razón en que las editoriales apuestan poco por autores noveles y quien desee publicar su obra al final no tiene mucha más alternativa que autopublicarse. Lo bueno de esto es que si la obra y/o el escritor son realmente buenos, luego las editoriales pueden ficharlo. Hay que experimentar y probar todas las opciones posibles.
Muchas gracias por visitar mi blog y comentar.
Lo mejor de todo Mamen es que ambos formatos puede convivir, hay público para ambos: para el libro impreso y para el libro digital. ¡Ánimos con tus proyectos» y muchas gracias por visitar y comentar tu parecer aquí.
Internet es un arma de doble filo. Libertad, sí, pero descubro cuánto está empobreciendo un arte como la escritura. Las editoriales deben regular una calidad necesaria para el lector. Aunque muchos, como yo, aprovechamos la red para darnos a conocer, creo que debemos ser respetuosos con el lector. Me he autopublicado y no he tenido la oportunidad de saltar al mercado de editorial. He decidido no volverlo a hacer por el esfuerzo que requiere, la poca recompensa, y sí, porque tú sólo no puedes darle al libro la calidad que merece y daría una editorial. Mariana, de acuerdo contigo. Necesarias.
Gracias por comentar en mi blog Daniel y contar tu experiencia. El trabajo del editor continúa siendo fundamental para poder publicar un libro en condiciones. Un autor puede realizar algunas de las tareas de edición pero no todas, y siempre el asesoramiento de un profesional es un gran punto a favor.
Recuerdo aquí que ediciones B no corrigió ni editó a los autores que sacó de amazon. Los publicó tal cual.
Comparto lo que dice Al rico libro. Se hace difícil y cuesta arriba que una editorial de prestigio por lo menos revise el borrador de un autor desconocido. Difícil en su propio país o en otro. Y ni siquiera se interesan por leerlo de manera digital; es decir que uno envíe el borrador por email. Pero en todo, hará falta un golpe de suerte. Por ejemplo, publicar en amazon es superdivertido para el ego: tienes distribución mundial, pero tienes que costearte la promoción para dar a conocer el producto. Los libros ondemand de amazon están bien impresos. Y cuando uno escribe y lleva su obra ya corregida por un buen corrector de estilo, diseña su propia portada,maquetea las página a a través del propio formato que amazon dispone, todo es soplar y hacer botellas, pero, insisto, lo importante es el marketing, la promoción. Ver los míos ( también en amzon.es):http://www.amazon.com/s/ref=nb_sb_noss?url=search-alias%3Dstripbooks&field-keywords=EDDY+LEON+BARRETO
¡Me encanta lo de «superdivertido para el ego» que es Amazon! 🙂
Como dices Eddy, que una editorial lea un manuscrito es prácticamente imposible hoy día, máxime considerando que reciben una cantidad exagerada de propuestas a la semana.
¡Gracias por visitar mi blog y comentar!
Lo que aporta la editorial está claro, pero ¿eso vale el 90% del precio de venta del libro? Porque lo que olvidas comentar en tu entrada es que el autor se lleva, como mucho, el 10%. Creo que la clave del debate está en intentar imaginar cómo los cambios en el mundo (no sólo en el mundo de la publicación) van a alterar lo que los que estudian en escuelas de negocios llaman pomposamente «cadena de valor», es decir, qué parte del pastel se lleva cada uno de los que intervienen en un producto (en nuestro caso: autor, editor y distribuidor). Por desgracia, en esa cadena el más prescindible (intercambiable) siempre es el que aporta menos valor que es… ¡sí, señores: el autor!
Hola Ucronic:
En entradas anteriores de este blog explico cómo se distribuyen los porcentajes de un libro impreso y también el reparto de los porcentajes en la edición digital.
Para mí el autor no es quien aporta menos valor porque sin el contenido, sin la creación, una editorial no tiene razón de ser: ni el editor ni la librería. La distribución es el proceso más cuestionado dentro de esta cadena de valor del libro, ya que la labor de promoción y comercialización que hacía antaño ya no la hace y puede percibirse cómo un mero «transportador de libros». La distribución, de hecho, es el proceso que siempre gana, se venda o no el libro…
Muchas gracias por visitar mi blog y comentar.
Hola, yo estoy de acuerdo con Mamen, soy lector de los dos formatos, pero me quedo con el papel.
Una pregunta 🙂 La editorial tiene de pagar a la imprenta las copias del libro, ¿cuantas copias pide la distribuidora a la editorial? dicen que hay algunas distribuidoras que trabajan con pequeñas editoriales que no pueden permitirse hacer muchas copias, distribuidoras como nusdellibres. Pero no tengo ni idea de la cantidad que piden, cuanto dinero suelen gastarse, o la diferencia de unas distribuidoras a otras.
Hola, Marc. La distribuidora no pide libros a la editorial, sino que esta es quien decide cuántos ejemplares imprime y cuántos pone a disposición de la distribuidora. Cuanta más cantidad tenga para hacer circular entre las librerías, mayor es la posibilidad de venta.
Según el Observatorio de la lectura y el libro, se deben producir 165 libros para vender 100. En general, no hay información disponible sobre el trabajo de las distribuidoras, ni estudio o similar. En la página web de FANDE no hay información relevante en cuanto a cifras. Puedes escribir a las distribuidoras y preguntar. 😉
Gracias por responder tan rápido, era una duda que tenia por si se me ocurría montar una editorial. Hace un par de años tenia algo en mente en mezclar el crowdfunding con los libros, una idea emprendedora que quedó entre los 15 finalistas en el IEBS de mas de 700 ideas. Puede que algún día lo ponga en marcha.
Excelente articulo y excelente tu blog, recién hoy lo he descubierto.
Con relación al articulo, comparto contigo, que la autopublicación es para aquellos autores que tienen suficiente tiempo para dejar de escribir, mientras realizan las labores conexas al complejo proceso que implica llevar el contenido que generan a las manos del lector. Ademas de contar con las competencias y habilidades de mercadeo, creación y mantenimiento de la red de distribución, gestión administrativa, etc.
Puedo compartir tu articulo en mi blog?
Me alegro que te haya gustado la entrada, Lynette. Puedes compartirla en tu blog. Te agradeceré que cites este blog como fuente, por favor. Un saludo desde España.
Espero que el mundo editorial cambie, y para bien. Como autor, mi experiencia autopublicando en Amazon puede calificarse como escalofriante. Las condiciones para mercados pequeños (como Ecuador) son abiertamente abusivas. A lo que se suma una serie de barreras al comercio electrónico por parte del gobierno.
Las editoriales que he visitado cobran por servicios de intermediación, con los medios, con la imprenta, con los diseñadores. Mi conclusión es que el esfuerzo para autopublicar una sola obra, es el mismo que se requiere para editar muchas más obras. Las redes de relaciones, los contactos, la inversión de tiempo es enorme.
La apuesta, me parece, es la de crear mecanismos alternativos para toda la cadena de valor de la industria. Que una librería (acá) te cobre el 45% del PVP, la imprenta el 30%, las comercializadora otro 30%… es que no salen las cuentas. Leí muy por encima un artículo de Le Monde, 3 autores franceses vive de sus regalías, y solo 18, en total (no en porcentaje=, reciben regalías suficientes como para que tengan un impacto en su economía.
Conozco autores y autoras pobrísimos, que no saben hacer otra cosa en la vida que escribir. Me viene a la mente una poeta estupenda, que tiene artritis, que teme un día no ser capaz de empuñar un lápiz. Va a una editorial y le dicen, claro: son USD 2000 o 2.500 por publicar tu libro… como referencia, el sueldo mínimo acá es de USD 350. En fin, nuestra herramienta es la imaginación. Seguramente las editoriales pequeñas logren un día poner la industria editorial de cabeza.
Saludos Mariana, siempre es un placer leer tu blog.
Hola, Pablo. Gracias por comentar y dejar tu opinión en esta entrada.
Cuando mencionas que algunas editoriales cobran por la intermediación entiendo que te refieres a editoriales de coedición. Por si te interesa, en este mismo blog hay dos entradas sobre reparto de porcentajes en la edición, tanto de libro impreso como de libro digital.
Vivir exclusivamente de escribir y vender libros es una quimera. Un agente literario muy reconocido lo explica muy bien en estas entradas: De qué vive un escritor 1, 2 y 3.
¡Ánimos y saludos!
Hola Mariana, primero que todo te felicito por tu blog, es increíblemente informativo y muy completo, me ha gustado mucho. Me gustaría ver si puedes darme un consejo con un dilema que tengo.
Con un grupo de personas estamos proyectando autoeditar un libro que se comercializará en mi país, para lo cual hemos decidido prescindir de una editorial. De momento creo que tenemos casi todo cubierto (corrección, maquetación, plan comercial y de MKT, etc.), y estamos muy bien encaminados para asegurar el financiamiento. Es un proyecto un tanto ambicioso para una autoedición, pues considera 3.000 ejemplares. Contamos con el apoyo de plataformas web y redes sociales con miles de seguidores para promocionar el producto, además de acceso libre e ilimtado en radios y programas de tv temáticos (relacionados con el tema del libro) que llegan directo al público objetivo (algo que ninguna editorial nos podría conseguir). Con esto quiero decir que la parte promoción no significa un problema y estamos seguros que venderemos los 3000 con facilidad.
El problema, en este momento, más que económico, es de tipo logístico. ¿de qué manera podría gestionar la distribución de forma independiente? El poder abastecer la potencial demanda se vuelve crítico ante el riesgo de no poder vender el producto si éste no es de fácil alcance. No necesito mostrarme en librerías para vender mi producto, pero sí necesito del punto de venta.
Por otro lado está el almacenaje (serán grandes y pesados), ya que tendría que costear una bodega debido al volumen del total de cajas, algo que no parece ser muy eficiente, más por tiempo que por costo.
En definitiva, me parece que si bien no necesito de una editorial para publicar, financiar y promocionar, sí me hará falta el factor logístico y su canal de distribución.
¿crees posible negociar con una editorial únicamente la distribución, almacenaje y reposición, desechando hacer un contrato “normal”? La idea de evitar la editorial es justamente evitar que ellos se lleven todo el dinero cuando únicamente necesito cubrir la logística.
Por otro lado, tengo certeza de que el producto se venderá bien, pero las grandes librerías no estarán dispuestas a hacer un trato con alguien que no les garantice el tema logístico y de stock. ¿se te ocurre alguna fórmula para solucionar esto sin tener que recurrir a un contrato convencional con una editorial?
Muchas gracias
Hola, Carlos:
La distribución es el gran problema del autor independiente y de las pequeñas editoriales. Para distribuir no necesitas una editorial sino una distribuidora; es con una distribuidora mayorista de libros con quien debes hablar para que almacene y distribuya vuestro libro. Eso sí, el porcentaje del PVP del libro que te pedirá la distribuidora rondará el 50%.
Si no quieres ceder la mitad del precio del libro a una distribuidora y realizar una distribución independiente, una alternativa es vender el libro a través de una página web y realizar vosotros mismos los envíos, tal vez considerando previamente imprimir menos ejemplares. Claro que en este caso deberían solventar el stock, almacenaje y distribución por vuestra cuenta.
Saludos y muchas gracias por visitar mi blog.
Hola Mariana! Recientemente he escrito un cuento con ilustraciones pero no se muy bien que editorial elegir para su producción, el cuento me gustaría que fuese tamaño bolsillo no sé si me podrías recomendar alguna editorial que se ajuste a eso que deseo o alguna pagina o blog que refleje algun tipo de listado para yo orientarme un poco. Gracias de antemano
Hola, Tanal. Esta entrada habla de las editoriales tradicionales, no las de autoedición o coedición. Si has navegado un poquito por el blog y leído algo te habrás dado cuenta que no recomiendo editoriales de autoedición para publicar, al contrario. No necesitas editorial para maquetar e imprimir un libro (del cual no dispondrás de los archivos y dependerás siempre de esa empresa, además de las restricciones que ponen al supuesto copyright del diseño del exterior e interior del libro). Hazlo por tu cuenta: busca una imprenta y, si necesitas maquetar también, hay profesionales que lo hacen, incluso en la misma imprenta. Saludos.
Hola Mariana, tengo una pregunta, ¿cómo fichan las editoriales medianamente grandes o de renombre nuevos autores? ¿qué condición o circunstancia ha de pasar para que se fijen en un autor?
Independientemente del tamaño, todas las editoriales —pequeñas, medianas y sellos de grandes grupos— buscan lo mismo: un obra que encaje en su catálogo, que cuente o diga algo de modo que atrape al público objetivo de la editorial y esté bien escrita, pulida y corregida. Sin estos tres puntos básicos no se pueden abordar los demás, que ya es particularizar por editorial.