En este blog muchas veces he mencionado la importancia de la legibilidad en los libros y en cualquier documento.
Insisto en la necesidad de una buena composición o maquetación para que un libro posea suficiente legibilidad.
Hablo sobre la legibilidad del texto pero también de la de otros elementos gráficos, como tablas, cuadros, diagramas, etc. Incluso del libro o publicación considerada en su totalidad.
Pero ¿qué es la legibilidad? ¿Cómo sabemos si un contenido es legible? ¿Cómo distinguimos entre una fuente legible y una que no lo es? ¿Se puede interpretar la legibilidad de un texto en más de un sentido? ¿Cómo medir la legibilidad de un texto?
Estas son algunas de las preguntas a las que pretendo encontrarle respuestas en esta entrada.
Como base, parto del significado más general y sencillo de legibilidad: es la facilidad con que se puede leer y comprender un texto.
¿Y qué hace que un texto sea fácil de leer y comprender? A grandes rasgos, dos cuestiones:
1. El estilo de escritura entendido como claridad de la exposición y el lenguaje empleado (legibilidad lingüística).
2. La composición de página y los elementos tipográficos presentes en la publicación (legibilidad tipográfica).
En inglés existen términos diferenciados para hacer referencias a ellas. Sin embargo, en castellano empleamos la misma palabra para referirnos a ambos tipos (lo mismo que pasa con editor).
Legibilidad lingüística
La legibilidad lingüística —readability en inglés— es aquella que refiere a la estructura del texto y al lenguaje empleado en ella.
Se centra en el estilo de redacción que posee el texto o el contenido. También en la claridad y la estructura con la que están expuestas las ideas.
Es importante destacar que dentro de esta categoría entrarían los conceptos de presentación de una información y no solo al texto en sí.
Por ejemplo, dos párrafos que incluyen cifras tal vez resulte más conveniente transformarlos en una tabla o gráfico.
La legibilidad lingüística se solventa con una correcta escritura, adecuada a la publicación, y con edición y corrección de los textos.
La ordenación interna de la frase incide de modo directo en la legibilidad de un contenido.
Existen diferentes fórmulas para medir la legibilidad y comprensión de un texto. Legible.es incluye varias de ellas en su análisis de textos.
A esta legibilidad también se la conoce como cognitiva, leibilidad, lecturabilidad, inteligibilidad y comprensibilidad.
Legibilidad tipográfica
La legibilidad tipográfica —legibility en inglés— abarca aspectos relacionados con el diseño editorial.
Se centra en la composición y maquetación de las páginas, en la caja tipográfica y el empleo de las fuentes.
También en la creación de los elementos gráficos, desde el punto de vista formal, y en el contraste de los colores y las formas.
Si seguimos el ejemplo anterior, la legibilidad tipográfica se aplicaría en la confección de la tabla o la gráfica de tal manera que la información se comprenda sin confusiones.
Con una tabla pequeña el ejercicio es fácil, pero si se trata de una infografía la pericia del diseñador ha de ser bastante alta.
La legibilidad tipográfica se solventa con un desarrollo apropiado del concepto gráfico de la publicación en general.
Esto se traduce en una acertada composición de página y presentación de los elementos gráficos.
En la serie de artículos que voy publicando sobre composición y maquetación de libros expongo cómo distintos teóricos han desarrollado sistemas de retículas para los libros.
Algunos lo han hecho mediante el análisis de libros antiguos y otros con enfoques más prácticos y modernos.
Legibilidad tipográfica y diseño editorial en libros impresos
La legibilidad tipográfica de una publicación se obtiene por el cuidado de los aspectos formales. Esta presta atención no a qué se dice sino a cómo se dice. Repara en cómo se presenta la información, con qué grafías, formas, glifos, pictogramas, recursos estilísticos, etc.
Algunas de las cuestiones básicas para dotar un libro de legibilidad tipográfica son:
— La selección del sistema compositivo que más se adapta a la publicación y a las necesidades del editor o autor. Hay una gran diferencia entre la retícula para componer una novela de una diseñada para un libro de texto.
— Las partes del libro y su distribución. Por lo mismo que lo anterior: en un libro complejo puede haber secciones que no son necesarias en una novela. Índices analíticos, sistemas de referencias, glosarios, etc. pueden ser muy útiles en unos libros e innecesarios en otros.
— El respeto por las normas de composición y maquetación: en el uso de cuadrículas, las líneas bases y la última línea de la página. También en la separación en sílabas, más si el texto está justificado, y en evitar las viudas y huérfanas de los textos. Consideración por las consignas del manual de estilo, si existe, y por el uso de estilos para mantener la uniformidad, la repetición de grafías al inicio o final de párrafos y el ancho del medianil, entre otros.
En cuanto a las fuentes…
La elección de las fuentes
Un aspecto fundamental para cualquier tipo de libro. Las fuentes serif son más legibles para textos largos que las fuentes sans serif. Así, en una novela o libro de relatos se elegirá la primera y la segunda se reservará para títulos o recuadros.
En el caso de libros complejos, como enciclopedias o libros prácticos, se suelen combinar ambos tipos de fuentes. La compresibilidad y legibilidad de los diversos textos aumenta gracias a una combinación de fuentes bien realizada.
Las características de las fuentes en los textos
Me refiero al cuerpo de letra, al tamaño del interlineado y a la separación entre palabras con el uso del tracking.
También a la alineación del texto y al largo del renglón. Al horroroso uso de mayúscula, versalita y cursiva en párrafos enteros (está demostrado que dificultan la lectura, y mucho).
A lo anterior, que es solo un punteo de algunos temas, hay que sumar el factor color. En publicaciones complejas (libros técnicos, científicos, ilustrados, de texto, manuales, etc.) hay que asegurarse que el contraste entre el color de fondo y los textos es correcto.
Aunque la entrada se centre en libros impresos, muchos de los tips aplican también para libros digitales, página web y blogs.
De las dos páginas anteriores, ¿cuál crees que es más legible?
Excelente artículo, me ha sido de mucha utilidad, Gracias
Me alegro que así sea, Diana. Saludos.
Un artículo espléndido. Siempre he tenido grandes dudas sobre tipos de fuentes, idoneidad de las mismas y cosas así, y me ha encantado la información que aquí se da, y cómo se da. Enhorabuena por el trabajo, y gracias por compartirlo.
Gracias a ti, Adela, por pasarte por aquí y comentar. Un saludo.
La web que enlazas es terrible. Se llama entornointeligente.com, pero debería ser entornoabigarrante.com. Imposible de leer.
Como siempre, un placer y un aprendizaje leerte.
Ja, ja, ja. Efectivamente, esa página web no ha acertado en la forma de presentar la información y mucho menos en la fuente elegida. Un abrazo, Juan.
Mariana, un placer como siempre, gracias por tu dedicación y esfuerzo.
Gracias a ti por leerme y ayudarme con la errata. 🙂
Hola mariana
Es un tema super interesante, y a mi criterio esencial, lograr estética y a la vez saber acercarle la palabra al lector, facilitando la comunicación.
Saludos!
Sí que es un tema interesante, y para tener en cuenta en nuestros libros. 🙂 Gracias por comentar. Saludos.
Hola, Mariana:
Otra entrada excelente.
Quisiera, sin embargo, aclarar que, en español, aunque no se utilicen normalmente, sí existen dos palabras para designar los dos conceptos que mencionas aquí como ‘legibilidad lingüística’ y ‘legibilidad tipográfica’.
José Martínez de Sousa, gran bibliólogo —entre otras muchas cosas—, nos lo explica en su obra Manual de edición y autoedición (Madrid: Pirámide, 2ª ed., punto 1.4-5.2.2., págs. 45 y 46):
«La lecturabilidad o comprensibilidad se refiere a la facilidad de comprensión e interpretación de un texto relacionada con el estilo y el argumento (es decir, con el fondo del mensaje). Afecta, pues, a factores personales de índole espiritual (nivel cultural e intelectual, personalidad, actitud, etcétera) y está en función de las características estructurales y de contenido del texto: interés humano, dificultad, diversidad, densidad, longitud de las frases, elección de palabras, etcétera.
»No debe confundirse con legibilidad, que se refiere a la facilidad de lectura debida a la presentación tipográfica. En efecto, un texto puede ser muy legible (claridad de lectura debida a la percepción de palabras o frases) y poco lecturable (difícil de comprender o interpretar), o, a la inversa, puede ser muy lecturable (una carta, por ejemplo) y poco legible (si está escrita con “letra de médico”)».
Es decir, según Martínez de Sousa, la lecturabilidad coincidiría con el concepto de ‘legibilidad lingüística’ (readability en inglés) y la legibilidad con el de ‘legibilidad tipográfica’ (legibility en inglés).
Un afectuoso saludo.
Hola, Francisco:
Efectivamente, legibilidad se identifica en primera instancia con lingüística tipográfica y, por ello, a la otra legibilidad se denomina de distintas maneras: legibilidad cognitiva, leibilidad, lecturabilidad —que es el caso de De Sousa, entre otros, e inteligibilidad.
He preferido la expresión legibilidad lingüística frente a lecturabilidad porque no sé hasta qué punto se le ocurre a un lector (no profesional de la lengua) buscar por ese término. A mí, por ejemplo, me viene primero a la cabeza para buscar en Google es distintos tipos de legibilidad o legibilidad, a secas, antes lecturabilidad (tal vez porque pienso muchas cosas en clave digital).
Gracias por leer la entrada y dejar tu valioso aporte aquí. Un abrazo.
Como siempre muy interesante tus artículos Mariana. Saludos
Muy interesante. Pero no puedo evitar hacer un comentario sobre la fuente tipográfica en la que veo esta página. Es la letra «Raleway» y según su página en Google (https://fonts.google.com/specimen/Raleway), «Raleway is an elegant sans-serif typeface family intended for headings and other large size usage». No parece una buena elección para el cuerpo del texto.
Para gustos… los colores, Jaume. Google o el creador de la fuente pueden tener una opinión y yo otra. A mí me gusta esta fuente y además da mucha versatilidad a la hora de crear materiales de descarga o impresos, por las variantes que posee. Por otro lado, es una fuente sans serif, el tipo de fuente recomendada para pantalla. Y dudo que hayas tenido alguna dificultad en leer el texto de la entrada.
La verdad es que sí. Es difícil leer el texto de este blog. Las líneas tan finas de la tipografía lo hacen especialmente complicado de leer (yo lo selecciono, porqué invertido se lee mejor, pero eso confirma su problema).
Cuando la mitad de los comentarios apuntant a dicha dificultad de lectura, alguna parte de verdad habrá.
Qué raro… porque, entre otras cosas, el cuerpo de la letra es más grande que la media de los blog. Y hay muchos blogs, ciento de veces más conocidos que este y con gran éxito que emplean esta fuente (su elección no es producto de un antojo). Siempre podéis leerlo con Pocket, Feedly, etc, y poner la fuente y el cuerpo que queráis.
¿A qué te refiere con «invertido»? ¿Fondo oscuro? Eso se leería bien con sin luz ambiente. Yo suelo emplear este método cuando leo de noche, sin luz ambiental, en la tableta.
Curioso. A mí siempre me ha parecido muy cómoda de leer.
Tengo que confesar que lo de «difícil» de leer me ha sacado una sonrisa. Pon el blog un día en Comic Sans, Mariana, a ver qué pasa 😀
Jajaja ¡Aguante la Comic Sans!
Antes usaba Nunito para los textos principales y vi que varios blogs que me gustan empleaban Raleway; y entonces la cambié. Tantas personas no podemos estar equivocadas. Y también hay que considerar que hay gente que dice que el problema es de la fuente cuando en realidad hay que visitar al oftalmólogo 😉
Siempre se puede leer el blog a través de una aplicación y poner la fuente y el tamaño a gusto del consumidor; incluso en el ordenador.
Hola, Mariana:
Buen artículo, sobre todo si le sumamos el oportuno comentario de Francisco Aljama.
Desde el titular pensé que la información de que en inglés sí existían dos términos para expresar las distintas formas de legibilidad cuando en español solo existía uno era incompleta.
Dar por sentado que no existe la palabra en español cuando nuestro idioma es riquísimo es algo muy frecuente, sobre todo, en la red.
No solo diferenciamos entre legibilidad y lecturabilidad sino que contamos con dos adjetivos: legible y leíble. Por ejemplo: La fuente es legible pero la historia no es leíble (algo en desuso y substituido por términos como «infumable», etc.).
Bien, un lapsus lingüístico que no te tendremos en cuenta, precisamente a ti que siempre cuidas tanto forma y contenido.
La fuente de tu blog, Raleway es muy legible en pantalla. Supongo que si la has elegido sin serif fue por reflejar lo liviano. Pues elegir una fuente y no otra también supone una decisión intencionada, conceptual y expresiva, al margen de consideraciones estéticas o prácticas.
Un saludo muy cordial y gracias por tantos matices.
«Lecturabilidad» es la palabra más ileíble del castellano que he encontrado. Todo sea por decir que el castellano es una lengua «lista para todo».
Ese tipo de híper terminologías sólo llegan a dañar la transparencia del idioma y la vuelve cerrada a especialistas. «Lecturabilidad» me hace pensar en las abominaciones lingüísticas de los mercadólogos con su término «recordación», o a los urbanistas con su acto de «aperturar».
En fin. La cosa parece ser no quedarse atrás ante los agradables términos del inglés.
Es lo que hay y va a peor. Así y todo, creo que yo, hay palabras más ileíbles y anglas, como «procrastinación» 😆 .
¡No puedo creer que haya gente en desacuerdo con el uso de esta tipografía!
A mí me gustó mucho esta fuente, iba a preguntar cuál era y me fijé arriba en los comentarios que la mencionan.
Creo que es una cuestión de gusto.
Los contenidos del blog me parecen bien, estoy de acuerdo con muchos y los que no había reflexionado, ya me abren otras posibilidades en mi trabajo.
¡Muchas Mariana!
Me alegro que el blog sea útil y le saques partido, Lucita. Según una encuesta que hice en Twitter al 80 % le parece bien esta fuente. Gana la mayoría. 🙂 Saludos.
Hola Mariana ¿Como estas? Durante 8 años me desempeñe como editor de medios impresos (un semanario político en México) y hace poco termine ese ciclo de mi vida, la edición, maquetación, estructura y diseño de artes lo aprendí de manera natural, sin ningún tipo de estudio, considero esa parte un verdadero don, ya que no requiere esfuerzo de mi parte para aprender de estos temas.
Ahora me he independizado y deseo profesionalizar mis servicios, tus artículos me ha dado mucha luz y claridad, y sobre todo me hablan de un lenguaje que no manejo de manera convencional. pero que sin duda en la práctica lo he llevado acabo desde hace muchos años.
Si existe algún libro, curso on-line que pudieras recomendarme te lo agradecería.
Hola, Karla:
Bibliografía hay muy variada y depende del tema que quieras profundizar. Los libros sobre memorias de editores cuentan vericuetos del oficio pero no el oficio en sí; luego hay varios libros sobre diseño y maquetación, otros tantos cientos sobre lengua, ortografía, etc. Muy recomendable es la colección Libros sobre libros; también los de la UOC (pero los precios de los libro digitales son muy caros y solo en PDF); en esta misma institución ofrecen un Máster en Edición Digital online.
Luego, cualquier bibliografía de un libro que te haya gustado te conduce a otras bibliografías sobre el tema; solo hay que buscar el apartado y bucear un poco en Internet sobre esos libros. Saludos.
Hola Mariana. Coincido contigo sobre la pésima práctica realizada por Entorno «Inteligente». Te recomiendo afinar el formato de tu «about» con la finalidad de no acabar cayendo en la misma mala práctica:
https://marianaeguaras.com/sobre-mi/
He quitado el enlace a la web citada porque ha cambiado y no tienen la letra ilegible que tenía, aunque todo el texto es un solo párrafo. Lo que no entiendo es lo que dices sobre la página Sobre mí y eso del formato…
Hola Mariana, otra vez desde Colombia. Tengo una duda y creo que me puedes ayudar ¿cómo se puede generar un índice de imágenes en indesign?
Saludos, Juan Pablo
Pd.: lo escribo acá porque no «enconté» el lugar correcto.
Hola, Juan Pablo. Lo hace creando diferentes estilos de tabla de contenido, en Maquetación (ver aquí). De esto modo, puedes crear todos los índices que necesites para ilustraciones, gráficos, tablas, etc. Saludos.
Hola, Mariana
Muchas gracias por tu siempre enriquecedora y altruista labor.
Con espíritu constructivo y a modo informativo, me gustaría comentarte que sobre el tema de la legibilidad y la lecturabilidad he aprendido con la experiencia que tampoco existe uniformidad de criterio en su definición.
Creo que, efectivamente, en inglés le llaman ‘readability’ a la legibilidad lingüística y ‘legibility’ a la legibilidad tipográfica, pero hace tiempo, viendo este vídeo (https://www.lynda.com/Graphic-Design-tutorials/How-legibility-readability-differ/106698/121872-4.html), aprendí que existen expertos en tipografía que emplean ‘legibility’ para referirse a la legibilidad tipográfica, en cuento a cómo de fácil es diferenciar un carácter de otro en una tipografía y ‘readibility’ para referirse a la legibilidad tipográfica, en cuanto a cómo de atractivo resulta un texto para el lector desde el punto de vista tipográfico.
Un saludo
Hola, Abel:
Gracias por el enlace a este video.
Creo que nos referimos a lo mismo o, al menos, yo entiendo que en el video readability se refiere a cuánto desea un lector leer un texto, pero no acaba de convencerme que se refiera a los estrictamente tipográfico… Lo que se menciona de poner separaciones en los textos, aplicar color, etc., lo interpreto como diseño editorial y, claro, una de sus funciones es que el texto sea comprensible (lecturabilidad o comprensibilidad lo llama Martínez de Sousa).
Por otro lado, seguramente entre diseñadores de tipos usen expresiones muchísimo más afinadas que las que podemos usar aquí, donde el público lector no pertenece a esta área. Ojalá alguno se pasara por aquí y nos lo aclarara. 🙂
Gracias nuevamente por tu aporte. Saludos.