Las cubiertas de los libros son la cara de nuestras obras; son las que generan la primera impresión de una historia.
Una cubierta mal diseñada siempre sale perdiendo frente a otra correctamente compuesta en la enorme competencia que existe.
En este caso, no me refiero a si la cubierta gusta o no o si es más llamativa que otra; tampoco si es la más adecuada para el autor o el catálogo de la editorial.
Ni siquiera si un tipo de cubierta es la apropiada para una temática o si se ajusta a las tendencias del mercado.
En este artículo hago referencia a cuestiones básicas que atañen a una cubierta mal confeccionada, equivocadamente elaborada, y que echa para atrás a cualquier lector/comprador.
Desde hace bastante tiempo vengo recolectando enlaces a libros con cubiertas. Tengo un listado de aquellas que me gustan mucho y otra con aquellas que rozan el esperpento.
Mi intención en estas líneas es dar unas breves pero firmes sugerencias que ayuden a no cometer ciertos fallos en el diseño de las cubiertas de los libros que se publican.
Los errores que señalo en esta entrada han sido inspirados en libros publicados. Algunos de los malos ejemplos gráficos pueden parecer exagerados, pero te aseguro que no son inventados.
Empecé a hacer cubiertas que reproducían estos errores, pero el gran tiempo que me llevaba hacerlas hizo que desista.
Así que, para ejemplificar algunos deslices, uso cubiertas de lousybookcovers.com y preferí cubiertas en inglés para evitar susceptibilidades cercanas; como ejemplos valen igual.
Con la enumeración de errores no pretendo ofender a nadie sino echar un cable a quienes desconocen estos menesteres. (Todos hemos metido la pata alguna vez, y más de una también 😉 ).
Decálogo de fallos que no deben aparecer en las cubiertas de los libros
Diez errores plasmados en cubiertas de publicaciones ficticias. Pero, atención, que las pifias todas fueron encontradas en libros publicados.
1. Escribir los textos con faltas de ortografía
Algo inconcebible en la cubierta de un libro, y también en la contracubierta y el lomo. Lo que más he encontrado han sido ausencias de acentos.
El no uso de la tilde en las mayúsculas es un error ortográfico. Y usar mayúscula inicial para todas y cada una de las palabras del título del libro es un atentado ocular.
Elegir una fuente para la cubierta que no tiene todos los glifos no es excusa para no poner las tildes donde van.
¿Se nos puede pasar algún detalle? Claro que sí. De tanto ver, rever y recontrarever las pruebas de un libro la errata más simple y evidente se nos puede colar.
Por eso, si no hay dinero para una corrección profesional mejor hacer circular la cubierta antes de imprimir el libro. Caso contrario, también, que nunca está demás: alguien nos lo dirá si ve un error.
2. Hacer los títulos casi ilegibles
Hay libros que han sido pensados para disfrutarlos solo impresos y en los que se usan fuentes en tamaños pequeños; por lo general, esta es una decisión editorial, hecho adrede.
Algunos libros de arte y de autor pueden aprovechar este recurso tipográfico; incluso ciertas publicaciones de fotografía, arquitectura y diseño.
Pero si tu libro es una novela, un poemario o un ensayo de no ficción para comercializar vía Internet no. Los títulos de los libros, como mínimo, deben verse para poder leerse.
Si publicas mediante Amazon KDP no pongas el título de tu libro en un tamaño ilegible.
Tampoco elijas una tipografía de difícil lectura. Las fuentes caligráficas u ornamentales pueden resultar atractivas, pero muchas de ellas complicadas de leer.
Es cierto que toda la información de los libros hoy es digital y circula por la red. Así y todo, una cosa es un libro de arte y otra uno que, aunque igual de comercial, discurre por otros cauces.
¿Cuál es el tamaño ideal para un título? No hay una medida estándar; depende del tipo de fuente, de la imagen o la ilustración, de la cantidad de elementos que van en la cubierta, etc.
3. Incluir tropecientas tipografías
La parte exterior de un libro no es un catálogo tipográfico. Y, por supuesto, no hace falta poner todas las fuentes que se cree que encajan con el libro o que gustan.
No es obligatorio que el género de una novela se refleje en una tipografía. Por ejemplo, usar fuentes góticas para el título de una novela que se desarrolla en la Edad Media.
Las tipografías góticas son bastante ilegibles y es mejor evitarlas, o limitar su uso a una función ornamental, como capitular.
En resumen: dos fuentes son más que suficientes para plasmar los textos en las cubiertas. Y la gran mayoría de las veces basta con un solo tipo de letra.
Al igual que sucede con el cuerpo de la letra, no existe la tipografía ideal; supongamos, para una novela romántica, para un libro de ecología o para libros coleccionables de arquitectura.
Recuerda: la respuesta a la mayoría de las preguntas siempre es “Depende”. En la mayoría de las disciplinas, incluido el diseño editorial, una cuestión X está interrelacionada y determinada por otra. Y el universo tipográfico no escapa a ello.
Algunas cuestiones generales pueden ayudar. Por ejemplo, que las fuentes con serifas son adecuadas para textos largos. O que las tipografías sans serif se prestan bien a textos cortos.
Y esto no significa que en las cubiertas de los libros haya que usar siempre las fuentes palo seco.
En absoluto, pueden usarse fuentes serif, caligráficas o de otro tipo. Lo que no podemos hacer es poner una de cada…
Las tipografías caligráficas presentan poca legibilidad y se recomienda evitar el derroche de fuentes en las cubiertas de los libros
4. Usar imágenes de mala calidad
Independientemente de la calidad estética, hay fotografías que no sirven para una cubierta y que escracharán por completo tu libro.
Las imágenes sin suficiente calidad técnica denotan pobreza y dejadez. Fotografías pixeladas o elementos como si hubiesen sido recortados con serrucho quedan horrorosos en una cubierta.
Por más cariño que tengamos a esa persona que con tanto esfuerzo y amor nos ha hecho una fotografía para el libro si la imagen es mala mejor desistir de usarla.
Las buenas intenciones no bastan para posicionar y vender un libro. Mejor elegir una imagen de dominio público adecuada que una con deficiente calidad técnica.
Recuerda que las imágenes poseen derecho de autor y que conviene leer sobre las licencias que tienen antes de usarlas.
5. Maltratar las imágenes
Hay muchas formas de estropear una imagen y una de ellas es deformarla.
Las imágenes —no necesariamente una fotografía o ilustración—, tienen una relación de aspecto que debe mantenerse en la cubierta.
Una fotografía o un dibujo pueden regirse bajo unos cánones estéticos que pueden o no mantener la proporción geométrica.
Sin embargo, una imagen digital debe mantener su alto y ancho, sin alterar la relación entre estos dos volúmenes.
La imagen no tiene por qué responder a la sección áurea, pero sí mantener armonía y simetría.
Por eso, una imagen cuadrada no se debe poner con forma rectangular. O, si la foto no alcanza en alto o ancho estirarla horizontal o verticalmente.
Dos recursos sencillos son utilizar solo un detalle de la fotografía o añadirle cielo o suelo.
Busca alternativas pero no estires a lo alto o a lo ancho una imagen. (Además de ser horroroso demuestra cero profesionalidad).
Otra forma de maltratar una imagen es cubriendo una parte importante de ella. Si la imagen contiene una persona a esta no se le puede colocar texto sobre la cabeza o la cara.
Tampoco hay que cortar a alguien al medio porque no entra en el rectángulo de la cubierta.
Omite borrar a una persona o parte de la fotografía si no sabes hacerlo bien. La composición se verá extraña y puede que las personas se aprecien deformadas.
Si la imagen, por el motivo que sea, no termina de encajar en la cubierta hay que buscar otra o recurrir al retoque fotográfico.
Raramente, sea un recurso estilístico sobreponer texto a una cabeza, que también puede ser de una animalito. Así que no olvides tener este aspecto en cuenta cuando revises la cubierta de tu libro.
6. No contrastar las fuentes con el fondo
Hago especial hincapié al uso del color. En esta entrada ahondé en consideraciones cromáticas a tener en cuenta para las cubiertas de los libros. Y en esta cómo elaborar un plan de color para un libro y su merchandising.
Independientemente de los colores que vayas a utilizar, graba la siguiente máxima en tu memoria.
“Si las letras van en color claro, el fondo debe ir en un color oscuro, o viceversa”.
Cuanto más claro es el fondo, más oscuras deben ser las palabras de la cubierta, o viceversa.
Aunque un atributo del color sea establecer relaciones entre elementos, lo que es indudable es que el título de un libro debe poder leerse.
El problema que suele aparecer a menudo en las cubiertas de los libros es que el fondo no es uniforme. Entonces, algunas sílabas del título del libro reposan sobre un color claro y otras sobre uno oscuro.
¿Cómo solucionar esto? Retocando el fondo de la imagen, cambiando el título de lugar o usando alguna sombra o realce, entre otras alternativas.
Cuidado si contrastas tonalidades rojas y verdes, porque alguien con daltonismo podría no leer las letras.
Y considera la luminosidad de los tonos si la cubierta lleva una fotografía en escala de grises o sepia.
7. Incluir varios recursos
Los programas cada vez traen más herramientas y recursos para trabajar con los diferentes proyectos. Illustrator, Photoshop e InDesign incluyen múltiples efectos, ¡hasta Word los tiene!
Aunque esto no implica que haya usarlos y, menos aún, que se empleen varios juntos.
Sombras, reflejos y biseles; filetes, trazos y contornos; rellenos y degradados pueden colaborar, pero también destrozar un diseño.
Igual sucede con los filtros, con las texturas y relieves, y con los ornamentos y formas disponibles en los programas.
Estos recursos son útiles o aportan valor a un diseño si se los sabe emplear bien y sacarle partido.
La gran mayoría de las fotografías de cubiertas de los libros tienen retoque fotográfico; este se utiliza para potenciar una atmósfera sin evidenciar el uso de filtros y estilos de capas.
Una cubierta nunca debe transformarse en un collage basado en las posibilidades técnicas de un software.
Y, por favor, ¡no uses WordArt para la cubierta de tu libro! Es un camino directo al infierno 😆 .
8. Desatender el ritmo o alineación de los elementos
Una cubierta, al igual que la tripa del libro, responde al diseño de una retícula.
Toda cubierta sigue —o debería seguir— un orden y posee unas líneas y espacios blancos invisibles pero presentes.
La superficie de una cubierta se divide en partes para distribuir los elementos, que pueden llegar a ser varios.
Algunas veces solo se trata del título de la obra y del nombre del autor, sumado a un distintivo editorial. Pero otras se añaden también subtítulos, más nombres de autores, un eslogan y hasta una pastilla promocional.
Todos estos elementos no pueden situarse en la cubierta “donde haya lugar” o “donde queden huecos”, sin ton ni son.
Igual que una retícula organiza y clarifica la composición interior de un libro lo mismo debe suceder con la cubierta.
9. No establecer una jerarquía
Los elementos mencionados anteriormente deben seguir una jerarquía y no todos pueden tener el mismo tamaño u ocupar el mismo espacio.
Por convención, el logo de la editorial siempre irá en tamaño pequeño y jamás más grande que el título del libro o el nombre del autor.
El autor suele aparecer más grande que el título del libro solo cuando es un escritor muy famoso. Y nunca un subtítulo debería destacar más que el título.
Las cubiertas de los libros deben responder a una jerarquía entre los objetos que se ordenan según la retícula.
Y esta jerarquía ayuda a comprender la información que se brinda en el exterior del libro, tanto a nivel textual como visual.
10. Despreciar la zona de seguridad
Igual que la composición interior de un libro, en la cubierta hay que respetar los márgenes que se establecen.
Esto se hace cuando se diseña la retícula y con el fin de que los elementos queden todos incluidos en la caja tipográfica de la cubierta.
Para mí es fundamental que haya un mínimo de 10 mm entre los textos y los bordes de la cubierta.
Debe haber un espacio entre el canto y el lomo de la cubierta para que los distintos elementos no salgan cortados.
Una vez que elijas el tamaño del libro asegúrate de que todo queda lejos de los bordes y con una zona de seguridad que esquive la guillotina.
Un último apunte
Una cubierta low cost pueden transmitir que tu libro también está en esa liga; por tanto, considera contratar los servicios de un profesional para diseñarla.
Estos fallos que mencioné no se hallan en un diseño profesional solicitado a un diseñador o portadista.
Aunque, a veces, algún cliente hace que el profesional acabe tirando la toalla y haga lo que este quiere a pesar de que el resultado no sea bueno.
Porque todo hay que decirlo: cuando el cliente se empeña en poner el dibujo que hizo su hijo no hay modo de convencerlo.
¿Mala es la fotografía y peor la idea de composición para la cubierta que tiene el cliente? Sí, pero si no hay manera de hacerle cambiar de opinión lo que resta es obviar nuestro nombre del trabajo 😉 .
¡Gracias Mariana por el recuento, que usaré (citándote, claro) con mis alumnos! Sólo agregaría un punto, que recomienda David Cole en su libro Marketing editorial: la guía (ISBN 968-5374-07-4). Él recomienda que la cubierta del libro se diseñe de entrada pensando en su legibilidad en una reproducción pequeña en blanco y negro (como una fotocopia, por ejemplo) a ¡2,5 cm de altura! Tremendo requisito, pero cuando un libro se lanza al mercado, y luego será contenido de resúmenes o catálogos, impresos o no… por lo general la cubierta se reproducirá pequeña, y si en esas condiciones no es legible o entendible, una oportunidad de venta menos. ¡Saludos y gracias de nuevo!
Gracias por al aporte, Julio. Hay muchas sugerencias sobre cómo hacer una cubierta, incluso según los géneros, y detalles a tener en cuenta para ella. Por eso aquí me limité a enumerar diez fallos —será porque es más fácil saber qué no hacer que que sí— a evitar que, sin embargo, son recurrentes hallarlos. Saludos y gracias a ti por leerme y comentar.
Excelente tema Mariana.
Mi experiencia es qué son demasiados lo editores y los que se auto publican que incurren en estos errores.
Lo peor que muchos de ellos no les dan importancia y otros se afirman en que lo están haciendo bien.
Recientemente adquirí un pequeño libro, por solidaridad con el autor.
Lo primero que me saltó a la vista fue el título escrito con una fuente semigótica, difícil de leer.
Aunque no es el tema de hoy, en el interior de dicho libro los errores de edición abundan.
Gracias como siempre.
Saludos
Dolores
Hacer un libro perfecto es imposible, pero siempre hay que tratar de reducir las erratas y errores. Gracias por comentar.
Hola. Descubrí esta página cuando ya había publicado mi libro de cuentos, (Autoeditado, 300 páginas, 150 ejemplares, sólo para familiares y amigos). Siempre colaboré con escritores -desde mi taller literario-, para hacer el suyo y en esas circunstancias he insistido (al escritor y a la editorial o imprenta) que el texto del lomo se pudiera leer con la tapa de libro hacia arriba, que es así como normalmente se apilan.
No se si hay alguna regla al respecto. Hoy, recorro el estante de una biblioteca con los libros parados y me mareo moviendo la cabeza de un lado al otro.
En esta entrada escribí sobre los lomos de los libros y la ubicación de los textos en ellos. Saludos.
Muy buenos apuntes, Mariana. La cubierta de un libro siempre tiene que dar una imagen de armonía entre sus elementos. Si dedicamos un tiempo solo mirando y analizando las cubiertas que nos gusten de otros libros, es fácil darnos cuenta de que las cosas no están puestas al azar, que cada elemento colabora en el todo final. Es un arte en sí mismo.
Siempre hay que mirar cubiertas de libros, sea para inspirarse o para saber qué no hacer. Gracias a ti por pasarte por acá.
Ay… Esas últimas cuatro líneas resuenan en mi alma. Dolorosamente.
Leer tus posts expertos, aunque no me dedique a la industria editorial, es siempre un gran placer y un verdadero aprendizaje. ¡Felicitaciones y un cálido saludo desde Buenos Aires!
¡Muy buenos consejos! Gracias y enhorabuena por el artículo.
Gracias Mariana. Siempre aprendiendo contigo.
Muchas gracias por el artículo, Mariana. Aunque no se refiere a la cubierta, tengo una pregunta: hace poco estaba revisando un libro y vi que los títulos de capítulos y epígrafes estaban divididos con guion al final del renglón. No soy diseñadora, pero me saltó a la vista como algo no muy bonito. ¿Existe alguna regla al respecto?
Gracias
Hola, Juliette. En el título de una cubierta no recuerdo haber visto separación de palabras, pero sí en los textos de contracubierta y solapas. Por regla, los textos justificados deben llevar separación de palabras para evitar espaciados incorrectos entre palabras y los textos sin justificar, en bandera, sin guión de separación. Aquí y aquí hay artículos sobre este tema en concreto. Saludos.
Por recomendaciones varias, decidí encargar el diseño de la cubierta de uno de mis libros a un especialista. El resultado no me resultó demasiado convincente, no obstante asumí que el criterio del profesional sería el adecuado. Lo subí a Amazon (autoeditado) y no aceptaron la cubierta por la sobrecarga de imagenes y confusión de colores, además de ser un archivo de tamaño exesivo. Aquí viene el dato importante: Compré los progarmas de edición gráfica de Affinity y realicé yo mismo la cubierta. El resultado, además de ser aceptado por Amazon, ha sido mucho mejor según la opinion de mis allegados (y la mía, claro).
Otro detalle (en este caso de un libro que compré) es el anacronismo de la cubierta, que mostraba imagenes militares actuales en un libro ambientado en la primera guerra mundial. Es importante que la cubierta sea coherente con el contenido.
Disculpad la perorata. Un cordial saludo.